Por: Margarita María Goméz Ordoñez y Valeria Quintana Rodriguez.

La Ombuds es un lugar cercano, informal y neutral en el que los miembros de la comunidad pueden encontrar un mecanismo institucional de acompañamiento construído participativamente, a partir de las solicitudes individuales recibidas. Por esto, propone una comprensión alternativa de los conflictos para transformar las relaciones de forma constructiva, valorando los principios de pluralismo, tolerancia y respeto que caracterizan a nuestra Institución. En este orden de ideas, se propicia un escenario de diálogo cuidadoso para que las partes involucradas en desacuerdos puedan construir estrategias reflexivas y con estas logren acuerdos en un ejercicio responsable de sus derechos.

La Ombudsperson promueve el bienestar de la comunidad fomentando dinámicas sanas de convivencia, la corresponsabilidad, y la libertad de expresión, inherentes a las democracia participativa. Por esta razón, parte de un enfoque en el que se reconoce que en todas las comunidades hay conflictos e incluso, que algunos pueden derivarse de una inconformidad con una actuación de la Universidad. En Ombuds, por una postura institucional se incentiva que haya una resolución adecuada de los mismos y un ejercicio de la libertad de expresión impulsando: el diálogo, la confianza institucional, la autoreflexión y los procesos deliberativos. Se tiene la fuerte convicción que los valores democráticos construyen comunidad y fortalecen los procesos colectivos. Ahora bien, se estarán preguntando: ¿dónde se origina la figura de la Ombudsperson? y ¿cuáles son las razones por las que la Universidad decide adoptar esta figura?

Origen de la figura de la Ombudsperson
y su relación con las democracias latinoamericanas:

 

La Ombudsperson se origina en Suecia, en 1703, cómo un puente entre el monarca y sus súbditos. Se trataba de un defensor de la legalidad, los reinados justos y los intereses de su sociedad, posteriormente, en 1809, fue incluida en la Constitución sueca y las personas que tenían esta posición eran elegidas por los parlamentarios para proteger los intereses y derechos de los ciudadanos a través de un mecanismo institucional efectivo.
Esta figura se popularizó al ser un mecanismo adecuado de control político, al igual que un impulsor de transformaciones sociales que ampliaron el reconocimiento y desarrollo de los derechos de las personas que conformaban algunas sociedades europeas del siglo XVIII.
En América Latina la adaptación de la figura de la Ombudsperson surgió con la necesidad de fortalecer la defensa de los derechos humanos y la consolidación de las democracias. En la década de los ochenta, comenzaron a darse los primeros coloquios y simposios llevados a cabo por el Instituto Latinoamericano de la Ombuds. En estos espacios se defendió la idea que dentro de la estructura de los Estados, “la ombuds debía ser un órgano independiente, encargado por el legislativo de cada país, para dar a conocer los derechos a los ciudadanos así como, los mecanismos para su defensa”. Esta figura surge en un momento muy particular del contexto latinoamericano, en el que muchos países estaban saliendo de regímenes autoritarios y estaban restableciendo sus democracias.
Resulta interesante pensar que la Ombudsperson, históricamente ha ocupado un lugar particular en las sociedades y comunidades donde ha existido. Se trata de personas, grupos, o instituciones conocedores de las dinámicas institucionales, organizacionales y comunitarias, reconocidos por sus habilidades cómo aritculadores de procesos para la construcción y fortalecimiento de tejido social.

El modelo colectivo de la Ombudsperson y su surgimiento en la estructura institucional de Universidades alrededor del mundo.

 

La Ombudsperson organizacional refleja “el interés institucional de contribuir a construir una comunidad cimentada en prácticas de convivencia entre sus miembros”. Así, su papel es el de un comunicador, mediador, consejero, y defensor de la comunidad. Impulsa una sana convivencia que propicie la resolución adecuada de los conflictos con el objetivo de prevenir las fracturas infranqueables entre las partes.

El modelo clásico de la Ombudsperson 
y su surgimiento en el Estado de Derecho colombiano:

 

La Ombudsperson organizacional refleja “el interés institucional de contribuir a construir una comunidad cimentada en prácticas de convivencia entre sus miembros” (Gomez, 2014). Así, su papel es el de un comunicador, mediador, consejero, y defensor de la comunidad. Impulsa una sana convivencia que propicie la resolución adecuada de los conflictos con el objetivo de prevenir las fracturas infranqueables entre las partes.

01

La resolución de conflictos por medio de la mediación.

02

El fortalecimiento de los procesos de participación y deliberación en los espacios institucionales.

03

El empoderamiento de personas de la comunidad que elevan solicitudes, quejas o denuncias para el manejo institucional referentes al maltrato, el acoso, la amenaza, la discriminación y las violencias basadas en género.

04

La promoción de cambios en las políticas institucionales para hacer prevalecer el principio de legalidad de las actuaciones
de la universidad y evitar, así, desviaciones de poder.

La Ombudsperson es una figura relevante no sólo para los Estados sino las instituciones ya que vela por la protección de los principios democráticos que permiten un trámite adecuado de los conflictos. Se trata de una figura que pone el diálogo cómo un elemento esencial de construcción de comunidad, reconociendo los derechos y deberes de quienes la conforman. El apostarle a los procesos participativos y deliberativos en espacios cómo la Universidad fomenta el pensamiento crítico, fortalece la ética, y procura elevar discusiones que propician las transformaciones culturales que la sociedad demanda de una institución de educación como Los Andes.

Normatividad Institucional

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